24 de enero de 2011

¿Qué ha pasado?

Cuando llegué, llorabas en el sofá. El gato se enrollaba entre tus piernas, afanoso y trivial, como yo mismo tantas veces: afanoso y trivial entre tus piernas. ¿Qué ha pasado, mi amor? Y había pasado que yo no estaba y que la voz que muchas mañanas oíamos al otro lado de la pared, como viniendo de la mole que hay a la espalda de nuestra casa, una voz como de mudo o como de sordo o como de niño autista, una especie de berrido humano, a veces expresando una queja, y otras al borde de la risa, esta vez sonó a pánico y a dolor inmenso. Yo siempre lo imaginé sentado en algún artilugio enorme, rodeado de múltiples chismes con múltiples funciones, postrado y amarrado con correas, y también imaginaba a la madre indolente que le llevaba el desayuno a la boca y luego pasaba la servilleta y le dejaba un beso y también un vaso con agua y una paja para beber. Me dices que has salido a la calle corriendo y que has tocado a todos los timbres de los dos portales de la mole, y que a todos has preguntado por el niño discapacitado, como si tuviera que ser necesariamente un niño, o como si los discapacitados se quedaran estancados en la niñez indefinidamente, y que no has conseguido dar con él. Has llamado a la policía. No podías dejar de llorar. Yo iba a contarte, antes de que tú hablaras y lloraras, pensaba contarte que, mirando entre viejas cosas, había visto una foto tuya, una foto que tenía un par de años, en la que sonreías igual que sonreías entonces. Yo también estuve a punto de llorar, pero me sentí rídiculo, y también tremendamente solo. Quería contártelo nada más verte, pero tú llorabas primero, y cuando empezaste a hablar tuve la sensación de que había una retorcida semejanza entre tú historia y la mía. Que la mía tal vez adolecía de una sensiblería pastosa. Y que la tuya era propia de una paranoica desquiciada. En fin, nada propia de ti.

3 comentarios:

Kris Diminutayazul dijo...

me da a mí que todas las historias se parecen en el fondo, nuestras vidas no son tan distintas... supongo que por cosas así tiene sentido escribir

gracias por tu comentario :)

Martín Gomar dijo...

Gracias a ti, kistel.

FINICOLASGAFAS dijo...

Las palabras saltan a las paredes y se condensan como húmeda melancolía.
Felicidades, Martín.

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